Interpretamos resultados

Tras pasar las pruebas de evaluación y corregirlas cada una según sus normas de corrección, procedemos a interpretar los resultados. Para ello tenemos que tener muy en cuenta varios aspectos.

Cuando corregimos una prueba debemos utilizar el baremo adecuado. La gran mayoría de pruebas de evaluación nos pedirá saber la edad cronológica del sujeto que la ha realizado, para ello debemos saber los años y meses del niño o niña en el momento de realizar la prueba.

Otras pruebas de evaluación nos piden saber el curso académico en el que se encuentra el niño o niña y en otras deberemos tener en cuenta el último curso académico superado por este, ya que se le exigirá responder con los conocimientos académicos que tenga superados en el momento de realizar la prueba.

Una vez que hemos corregido según cada baremo obtendremos una puntuación, ya sea específica de cada prueba (como puede ser el caso del wisc en el que marca 100 como la media y 85-115 como margen de lo normativo) por percentiles (puntuaciones del 1-100 donde 50 es la media), eneatipos (puntuaciones del 1-9 donde 4-6 sería la media) o decatipos (puntuaciones del 1-10 donde 5 sería la media)

Cuando ya tenemos la puntuación en percentiles, eneatipos, etc. podremos ver cómo responde el sujeto a cada prueba. Tenemos que analizar los resultados de forma cuantitativa con las desviaciones típicas pertinentes y atendiendo a la puntuación obtenida y el margen de este según qué puntuación tengamos y a su vez valorarlo de forma cualitativa.

Para hacer el análisis de forma cualitativa tenemos que saber qué mide cada prueba, analizar los fallos y aciertos para comprender porqué esta fallando en esa prueba. En algunas ocasiones la dificultad de la prueba puede verse reflejada en la puntuación obtenida, en otras quizás sea por la entrada de información, que no es la que mejor domina el sujeto que ha realizado la prueba.

Tenemos que hacer un pequeño resumen de ambos análisis en cada prueba para luego poder comparar entre pruebas similares si los aciertos y fallos cometidos tienen un sentido unitario que explique la dificultad y fortaleza de cada individuo.